Otro punto especialmente importante de esta operación viene marcado por las posibilidades comerciales que ofrece a Navantia, interesada en concurrir en el futuro programa de buques de aprovisionamiento australiano, cuya fase de adjudicación podría iniciarse este mismo año y concluir en 2017. El Cantabria, además, podría volver a aprovechar su desplazamiento al otro lado del mundo, para promocionarse entre otras armadas, como hizo hace unos meses durante el regreso de su primera misión australiana, en el que hizo escala en Indonesia, India y Turquía, posibles clientes de los astilleros españoles. Las conversaciones para una posible vuelta del Cantabria se iniciaron precisamente durante ese mismo viaje de retorno, hace unos dos meses, según las fuentes citadas por el periódico gallego.
Un buque español con tripulación australiana
En su primera cesión a la Armada de las antípodas, el buque estuvo navegando en todas sus salidas al mar con personal de la RAN, que se instruyeron y adiestraron en los sistemas del buque comunes a sus nuevas unidades de la Marina, como el LHD clase Canberra y el AWD clase Hobart, también diseñados y construidos por Navantia o con apoyo de Navantia.
La Marina australiana calificó de excelente el trabajo realizado el año pasado por el Cantabria en el país. De hecho, el almirante Tim Barret, comandante de la Flota australiana, entregó al buque, un día antes de la su partida de regreso, una condecoración por los magníficos resultados durante el despliegue, un despliegue que podría significar un importante empujón para Navantia en el concurso que Australia tiene previsto convocar para la fabricación de dos buques de similares características.
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